jueves, 11 de marzo de 2010

Espolón Soplapollas...

La luz del Sol baña las creativas formas pedriceras en esta mañana de febrero. Calienta la roca, algo que en otras ocasiones no nos preocuparía tanto, pero nuestro objetivo del día, el Espolón Soplapollas, requiere de una temperatura óptima para la adherencia, pues la escasez de seguros que osteta esta vía no permite muchas caídas.
Tras dos horas de caminata, con las pérdidas obligatorias, llegamos al risco de las Oseras. Un conjunto de espolones individualizados por juegos de fisuras. Con un granito muy vertical, de grano grueso y caprichoso. La única pega es la altura del peñasco, al que le faltarían unos largos más para ser uno de los mejores riscos de La Pedriza.
Rápidamente, el Fusta y yo nos ponemos manos a la obra. Comienzo el primer largo, bastante largo y protegido por un puñado de bolts, eso sí, de buena calidad. Este largo es una maravilla de tensión y técnica de la adherencia. Su dificultad es de 6a+, bien aderezado de factor psicológico. Según surcas la llambría van saliendo pequeños relieves por los que progresar, aunque la concentración y la calma serán herramientas imprescindibles para lograr escalar este intenso largo.




El segundo largo se gana Fusta. 6a disfrutón, técnico y expuesto. Por el que subir gozando del Espolón Soplapollas sobre sus balmas y microaccidentes topográficos, que con atino permiten ascender hasta la tercera reunión.


Desde este punto muchas cordadas acaban la escalada, como atestigua la colocación de maillones rapelables en la reunión, sin embargo, queda un último largo de V.
Esta tirada comienza con un pequeño resalta de dificultad antes de perder verticalidad, hasta alcanzar un árbol donde montar reunión.


Para bajar será necesario destrepar por una canal que discurre a la derecha, según descendemos, de un 6b, en un punto concreto aparece un resistente puente de roca, recién equipado, por el que, utilizando cuerdas de 70 metros, rapelamos directamente hasta el suelo.
Tras esta mítica vía pedricera, Fusta y yo estamos muy contentos, por haber escalado la famosa ruta y por haber descubierto un rincón de gran belleza que era desconocido para ambos. Comentamos los pormenores de la escalada mientras organizamos las mochilas y decidimos bajar a Cantocochino por un camino que lleva directamente al Tolmo, un maravilloso sendero para recorrer al atardecer, con el arroyo cantando a nuestro costado y las cascadas congeladas brillando a nuestro paso. De esta guisa llegamos sonriendo al coche, el final y principio de futuras aventuras.


Mucho Monte!!!

2 comentarios:

  1. Soplapollaaaaaaasssss!!!
    Os falta un poco de más sufrimiento, y alguna gilipollez como cagar ante la camara para ser un buen CALLEJA...jejeje
    Hasta el proximo vertice geodesico.
    Cosmocaixa

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  2. Que bueno muchachoS!!!La próxima con dedicación especial!!!Si quieres ver buen sufrimiento mira la entrada de la Régil, en el Naranjo...ahi si que flipamos...jejeje.
    Hasta proxima cumbre!

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